G. Sánchez-Terán: “Es necesario hablarle a la sociedad de refugiadxs y migraciones; es un debate nuestro, no de los políticos”

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Gonzalo Sánchez-Terán ofreció en la tarde-noche de ayer una charla-coloquio abierta a la ciudadanía, titulada “Migrantes, Refugiados y Movilidad Humana: Causas, Propuestas y Oportunidades”. Tuvo lugar en Cáceres, en el Espacio Solidario “Anúmbara”, de Solidaridad con Guinea Bissau (Soguiba).

Sánchez-Terán posee una dilatada trayectoria como cooperante sobre el terreno, especialmente en África (continente que conoce muy bien); y como consultor de ONGDs y profesor en diferentes masteres y otros estudios de postgrado sobre Cooperación al Desarrollo y Acción Humanitaria, tanto en España como en Estados Unidos. Ha sido responsable de diversos proyectos en campos de refugiados en varios países africanos, por lo que conoce perfectamente estas realidades.

Al comienzo de su intervención, Sánchez-Terán ofreció una serie de datos para indicar cómo la cifra de refugiados/as no ha parado de crecer en los últimos años y es la mayor desde la II Guerra Mundial. Así, en la actualidad, hay 65,3 millones de refugiados/as en el mundo, entre los que se encuentran quienes demandan asilo (sobre 3,2 millones de personas), de tal forma que 1 de cada 113 humanos es un refugiado. Y, aplicado a escala geopolítica, compondrían el vigésimo primer país más poblado del mundo. Otra cifra que nos indica el alcance de esta realidad es la de las 24.000 personas que, cada día del año, han tenido que abandonar su tierra a causa de la violencia.

Todas estas cantidades, que muestran un escenario de nuestro día a día, indican la necesidad, según Gonzalo Sánchez-Terán, de “hablarle a la sociedad, de generar un debate social sobre todo esto. Está claro que hay un componente económico, político… pero es un debate nuestro, de las sociedades, no de los políticos”. E, indica el experto, “tenemos que luchar y poner este debate en los cafés, en los colegios e institutos, en los centros de mayores, en las reuniones familiares y de amigos…”.

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Causas inmediatas

El conferenciante articuló su intervención en torno a una serie de causas inmediatas y estructurales, que analizó pormenorizadamente e interrelacionó con la situación que tiene lugar en zonas del planeta como Oriente Medio, el cuerno de África y el África Subsahariana. La primera de esas causas inmediatas obedece al recorte en la financiación de las crisis humanitarias, por parte de EE.UU. y Europa, que explica cómo ha empeorado la situación de millones de personas refugiadas, en países como Siria, tras más de cinco años de conflicto armado.

Respecto a la crisis en Siria, en este país de Oriente Medio –a diferencia de otros/as refugiados/as en África– han huido, y siguen huyendo de esta guerra, con sus propios ahorros, que poco a poco han ido desapareciendo ante la dilatación de este conflicto. Muchas de esas personas, que se han gastado su dinero, poco pueden hacer ahora. Además, esos refugiados sirios, en muchos casos con profesiones cualificadas, carecen de oportunidades laborales cuando salen de Siria; no pueden trabajar en los que tres países adyacentes que los acogen mayoritariamente como refugiados: Turquía, Siria y Líbano.

“Sin comida y con recortes en la ayuda humanitaria, habiéndose gastado ya sus ahorros al huir de la guerra y sin posibilidad de poder trabajar legalmente”, explica el profesor, “es una situación dramática para estas personas”. A todo ello se suma la falta de esperanza en el fin del conflicto bélico de Siria, algo que les mantenía en campos de refugiados cercanos a la frontera de su país.

Causas estructurales

Una de estas causas estructurales es, a juicio de Sánchez-Terán, el repunte de la violencia, de los conflictos armados, desde el año 2011, sobre todo en zonas muy concretas del planeta: Oriente Medio, el cuerno de África y la zona subsahariana, territorios sobre los que, prosigue el profesor, los efectos del cambio climático son más crudos, traducidos en concreto en sequías prolongadas, como la que sacude Etiopía, mucho peor que la de 1984. En esta región africana la guerra se conjuga con la falta de lluvias, y el cambio climático, lo que provoca efectos devastadores. Los vínculos entre el desplazamiento de personas de su tierra, por sequías, y las guerras se repiten en determinadas regiones africanas.

Los efectos del cambio climático ya están ocasionando que muchas personas abandonen sus comunidades. En 2015, 19,2 millones de personas en el mundo se desplazaron por desastres naturales. Pese a las posturas de los llamados “negacionistas”, el cambio climático ya se percibe, incluso en países como España. Julio de 2016 ha sido el mes más caluroso desde que se tienen registros. Y los años más calurosos, desde 1880, se han situado en los últimos dieciocho años.

Otro ejemplo de cómo el calentamiento del planeta está provocando cambios que afectan a millones de personas se encuentra en Nigeria, el país más poblado de África, donde el lago Chad, una importante reserva de agua dulce, ha disminuido considerablemente su volumen de agua en las últimas décadas.

Sobre razones económicas, Gonzalo Sánchez-Terán cree que es “necesario abrir las puertas a las personas refugiadas, ésa es la mejor manera de ayudarles” y pone en tela de juicio el que se les ayude en sus países de orígenes, pese al discurso que casi siempre nos han vendido. Y señala un dato al respecto: los países en desarrollo reciben cuatro veces más de dinero procedente de remesas que de ayuda al desarrollo.

Un aspecto que no se obvió es el de la demografía y cómo Europa se enfrenta a una población cada vez más envejecida mientras que África, en 2011, alcanzó los 1.000 millones de habitantes, por lo que “es inevitable la llegada de población migrante, la movilidad humana”. Desde luego, “no va a ser un proceso fácil pero sus beneficios éticos y económicos están ahí”, concluye el experto cooperante.

La movilización ciudadana, el crear una conciencia crítica global y en nuestro entorno más cercano así como cuestionar nuestro modelo de producción y consumo, en los países enriquecidos, fueron algunas de las cuestiones que surgieron al término de la conferencia, en el coloquio. Pese a las dificultades presentes, Gonzalo Sánchez-Terán destacó que, al menos, el año 2015 supondrá un punto de inflexión por tres motivos fundamentales: la crisis de los refugiados, los Acuerdos de París para frenar los efectos del cambio climático y la aprobación, por parte de Naciones Unidas, de la nueva agenda global de desarrollo, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Trayectoria de Gonzalo Sánchez-Terán

Desde 2001 ha trabajado como director nacional del Servicio Jesuita para los Refugiados en Guinea Conakry, Liberia, Costa de Marfil y República Centroafricana, y como responsable de programas en la región de Dar Sila, en la frontera entre Chad y Darfur, y en los campos de refugiados de la frontera entre Etiopía y Somalia. Asimismo ha llevado a cabo trabajos de consultoría para ONGs internacionales dedicadas a la asistencia humanitaria, el desarrollo y la incidencia en Zimbabue, Madagascar, Zambia, Costa de Marfil, Kenia, Chad y la República Democrática del Congo.

Desde 2014 es el Deputy Humanitarian Training Director de la Universidad de Fordham, en Nueva York, donde además ejerce como profesor para el Diploma Internacional en Asistencia Humanitaria y dirige los Cursos de Educación en Emergencias y de Strategic Issues in Humanitarian Assistance, del Masters in International Humanitarian Action (MIHA).

Gonzalo Sánchez-Terán también imparte clases sobre trabajo humanitario y geopolítica en el Máster de Cooperación Humanitaria de la Universidad de Comillas (Madrid), el Máster NOHA en Acción Humanitaria de la Universidad de Deusto (Bilbao), y el Máster de Cooperación Internacional y Arquitectura de Emergencia Sostenible de la Universidad Internacional de Cataluña (Barcelona).

En los últimos años ha dado cursos de formación para ONGs locales en Sudán, Jordania, Kenia, Myanmar, Malasia, India y Nicaragua. Entre 2010 y 2011 fue co-director de la colección de libros de Intermon-Oxfam.

Trabajando desde 1995 para que las sinergias tejidas por nuestras organizaciones, con el efecto multiplicador de sus diferencias y el valor positivo de lo que las une, sigan construyendo cimientos en nuestra región para un desarrollo global, sostenible, participado y equitativo.




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