La tercera infografía de la campaña de incidencia política #ManifiestoEmergenciaClimática, pone el foco en dos cuestiones:
- Dejar de consumir combustibles fósiles
Si la proporción actual de combustibles fósiles se mantiene y la demanda energética casi se duplica para 2050, las emisiones superarán enormemente la cantidad de carbono que se puede emitir si se ha de limitar el aumento medio de temperatura a nivel mundial a 2oC. El nivel de emisiones tendría consecuencias climáticas desastrosas para el planeta.
Los desastres relacionados con el clima y fenómenos meteorológicos extremos, siempre han existido, pero se están volviendo más frecuentes e intensos a medida que aumenta la temperatura del globo. Ningún continente o parte del planeta está a salvo, hay olas de calor, sequías, lluvias torrenciales, tifones y huracanes que causan destrucción masiva en todo el mundo. El 90 % de los desastres se relacionan con el tiempo y el clima, cuestan a la economía mundial 520.000 millones de dólares al año y 26 millones de personas se ven empujadas a la pobreza como resultado de ello
- Consumir responsablemente.
Es una actitud por parte de las personas consumidoras y usuarias que implica hacer un consumo consciente y crítico, que se demuestra, tanto a la hora de comprar un producto o contratar un servicio, como en el hogar, empleando eficientemente los recursos de los que se dispone. Y para ello, se basa en dos aspectos claves: por un lado consumir menos y por otro, que lo que consumamos, sea lo más sostenible posible.
Está claro que comprar implica satisfacer una necesidad, o incluso un deseo, pero también activa todo un mecanismo de procesos económicos, sociales y medioambientales. Nuestras decisiones de compra afectan a otras personas y territorios, tanto de manera positiva como de manera negativa. Por ello, os animamos desde aquí a comprar de una manera más crítica, cuestionándonos a la hora de comprar lo que es prescindible y lo que no lo es, cuáles son nuestras posibilidades económicas reales, y después de plantearnos esto, elegir los productos, pero no sólo por su precio o la calidad, sino también teniendo presente si respetan el medio ambiente, y si las marcas o empresas que los producen u ofertan cumplen con los derechos humanos y los principios de sostenibilidad, igualdad y justicia social.
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