ROPA VS MEDIOAMBIENTE

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La industria textil es una de las más contaminantes del planeta. Cada prenda que llevamos puesta supone un coste ambiental y de salud para nuestro planeta.

El algodón, que es una de las fibras naturales más utilizadas en la industria textil para realizar prendas, ha ocasionado en ciertas áreas geográficas del mundo no sólo el agotamiento de sus recursos hídricos, sino la contaminación de los mismos, gracias a los fertilizantes y pesticidas que son utilizados en el cultivo, y que quedan como residuos en el agua. Ejemplo de esta contaminación y la consecuencias en la salud de las personas son los casos de envenenamientos por insecticidas cada año entre los trabajadores agricultores

La segunda fase de la contaminación e impacto ambiental en la producción de textiles, pasa por todos los colorantes  tóxicos que se utilizan en el proceso de pigmentación. El cloro utilizado para blanquear el algodón  genera residuos altamente tóxicos y con una peligrosa capacidad de persistir y acumularse en los seres vivos.

Las instalaciones donde son teñidas las prendas de vestir tienden a estar ubicadas en países en desarrollo donde las leyes son permisivas y la mano de obra es barata. Generalmente, en los ríos cercanos se descargan las aguas residuales no tratadas o tratadas mínimamente, desde donde se dispersan hacia los mares y océanos.

Y si hablamos de cantidades ¿Sabes cuánta agua se necesita para una simple camiseta de algodón? Pues alrededor de 2.700 litros de agua (*Esta cantidad incluye tanto el cultivo del algodón como los procesos posteriores para la confección de la prenda)

 

Una vez finalizada la prenda,  pasamos a la fase de su transporte. Por lo general el sector textil se encuentra organizado a escala mundial, prácticamente ninguna de las fases necesarias para fabricar una prenda se realiza en el mismo lugar. Son por tanto múltiples las idas y venidas en diferentes medios de transporte por los que circulan las materias primas y las prendas producidas hasta llegar a las tiendas y posteriormente a nuestra casa.

El impacto ambiental no termina aquí. La prenda está en nuestros hogares y llega el momento de utilizarlas, lavarlas y plancharlas. Los productos químicos que utilizamos son nocivos, tanto para el medioambiente, como para nuestra propia salud. Incluso las propias prendas de vestir liberan fibras y sustancias químicas.

 

 

Finalmente llegamos al momento en el que queremos “reciclar” todas esas prendas que ya no vamos a utilizar. En esta fase, y debido a la variedad de materiales que se mezclan para producir, es difícil poder separarlos y obtener de nuevo materiales con los cuales volver a tejer prendas.

Algunos de los ejemplos de reutilización son,  en la industria del automóvil, utilizarlos como aislantes y como relleno.

Gran parte de esta ropa pasa a ser donada a organizaciones sociales, y otra parte pasa ser vendida en el mercado de segunda mano, en muchos casos a países de África poniendo en riesgo la producción local de ropa, ya que la ropa usada importada es más barata que la nueva de origen. Ante esto último algunos países como Kenia, Uganda, Tanzania, Burundi y Ruanda empiezan a plantear la prohibición de  importar de ropa usada.

 

Ninguna de estas alternativas reduce el impacto ambiental que conlleva producir un producto textil.

Estamos en la era  de la moda de usar y tirar, fast fashion, ropa low-cost, de las multi temporadas en las tiendas.  La gente consume ropa que no llega nunca a estropearse en nuestros armarios, consumimos prendas que realmente no necesitamos y no somos conscientes de la historia detrás de cada prenda.

Aunque en el horizonte del número 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se pretende Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles y lograr un  crecimiento económico y desarrollo sostenible, debemos empezar  ya a cambiar nuestros hábitos  de consumo y que esos cambios sean los más respetuosos posibles con el medioambiente.

Si todas los hacemos, lograremos grandes cambios. ¿QUIÉN SE CAMBIA DE ROPA?

*Esta actividad ha sido realizada por el Grupo de Educación para el Desarrollo y el Grupo de Movilidad Humana de CONGDEX, y financiado por AEXCID.

Trabajando desde 1995 para que las sinergias tejidas por nuestras organizaciones, con el efecto multiplicador de sus diferencias y el valor positivo de lo que las une, sigan construyendo cimientos en nuestra región para un desarrollo global, sostenible, participado y equitativo.




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