“Paralizar la ayuda por la burocracia me parece terrorismo”

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“El colonialismo visible te mutila sin disimulo: te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser. El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza: te convence que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser”.

(Eduardo Galeano. El libro de los abrazos).

África, un extenso y rico continente donde la vida de las personas parece valer menos que en el resto del mundo, tal y como estos meses se está demostrando con respecto al brote del ébola surgido en la parte más occidental. Ya van más de 1.200 muertes y casi 2.000 personas afectadas en Sierra Leona, Guinea, Liberia y Nigeria, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero han tenido que contagiarse dos estadounidenses y un español para que la alarma traspasara las fronteras africanas y desde esta parte del mundo nos empezáramos a preguntar qué es eso del ébola y qué riesgos conlleva.

Al menos así lo cree la Presidenta de Fundación Atabal, Peligros Folgado que, a pesar de seguir el brote desde sus inicios en diciembre de 2013 puesto que su organización trabaja en Sierra Leona desde 2004, se asombra de la falta de respuesta internacional para ayudar a la población local, del mismo modo que se ha hecho con las personas occidentales afectadas.

Hoy se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria y nos acercamos a conocer cómo se está gestionando esta epidemia “que en breve podría convertirse en una pandemia si no se empieza a actuar desde ya” de la mano de esta ONG extremeña miembro de la CONGDEX que trabaja con organizaciones locales en áreas de educación sanitaria, principalmente.

Peligros Folgado realiza una consulta odontológica en Sierra Leona./ F.A.
Peligros Folgado realiza una consulta odontológica en Sierra Leona./ F.A.

¿Cuál es la situación actual en Sierra Leona?

La situación del país en general es bastante dura. Sierra Leona es el que más personas afectadas por el ébola declara, porque también ha sido el que más tarde ha dado la alarma, lo que ha supuesto que haya menos protección, menos información, que no se hayan activado unos protocolos sanitarios, etc. Además, los datos que se comunican son datos oficiales, no reales, es decir, de las personas que fallecen o que están afectadas y que se hacen el test del ébola, pero hay otras muchas con fiebres altas que van muriendo y que no se sabe de qué es.

Ahora a la gente le da miedo ir a los hospitales porque se cree que es allí donde se contagia la enfermedad, cuando en realidad se produce por contacto con fluidos corporales de personas ya enfermas, pero se están encontrando en las casas gente moribunda o que está muriendo y las familias no están tomando precauciones.

Por otro lado, el personal sanitario en los hospitales no ha recibido apenas formación de cómo tratar a los pacientes con fiebre aunque poco a poco esto va cambiando. Por ejemplo, el doctor Umar Khan, que era de las personas que más formación tenía y la que mejor sabía de la transmisión del virus muere contagiado, por lo que las medidas de protección son escasas. De ahí que lo urgente que haya que hacer esté dirigido al personal sanitario y profesional. Desde Atabal hemos enviado hace unas semanas 30 kilos de guantes porque ni siquiera tenían material de protección adecuado.

¿Es, entonces, el deficitario sistema sanitario de los países afectados la causa principal del contagio del ébola?

Hay muchos factores. En el caso de Sierra Leona el país está muy empobrecido. Ha salido de una guerra en el año 2002 y durante 15 años ha sido el país más pobre de la tierra según el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Estamos en 2014 y esa situación poco ha variado, siendo el país del mundo con más mortalidad infantil, por ejemplo. Ahora se sitúa en el puesto quinto por la cola de dicho índice pero es porque algunos de los países que están detrás antes no daban datos.

Y, aunque está situado encima de una mina porque tiene oro, carbón, hierro, tuvo diamantes…, la población no tiene casi nada.

¿En las acciones de ayuda humanitaria que estáis realizando, contáis con el apoyo de otras organizaciones o entidades extremeñas?

Nos hemos puesto en marcha de manera inmediata a través de Farmamundi, que se encarga de poner la mercancía de urgencia a través de una vía aérea y luego hemos buscado fondos económicos. En este caso en la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID) porque tiene su partida de ayuda humanitaria para estos conflictos y es quien puede gestionar esto rápidamente.

Pero todo lleva una burocracia que está ralentizando el proceso. Nosotros tenemos ya una carga preparada que está esperando a que nos den vía libre para enviarla, en el momento en que tengamos ese visto bueno por parte de la administración el avión estará saliendo. Pero ya estamos llegando tarde porque han muerto muchas personas.

¿Y cuál está siendo la respuesta de la AEXCID?

Hemos establecido relaciones con el Director de la AEXCID, Giorgo Cerina, a quien hemos presentado un proyecto por vía rápida. Ahora estamos en el proceso de saber si lo aceptan o no. En principio hay un compromiso verbal de una partida presupuestaria que, aunque no cubre todas las necesidades, servirá para enviar la carga que tenemos preparada. Pero es fundamental que esto salga ya.

¿De qué carga estamos hablando?

Nos han hecho una petición de material de protección para el personal sanitario, material para aislar a los pacientes, material de desinfección, material de rehidratación, para tratamiento y para diagnóstico. Todo ello dirigido a dos hospitales y cinco clínicas con las que trabajamos que, debido a los costes que supone el envío aéreo, el 30% de la carga se mandará por aire y el 70% restante por vía terrestre.

¿Qué papel están teniendo en estos momentos las contrapartes con las que trabajáis?

Son organizaciones que trabajan en el país desde hace muchos años en temas de educación y salud y que tienen hospitales y clínicas con gran reconocimiento, por lo que tenemos la garantía de que el proyecto va a tirar para adelante. Además, contamos con la ventaja de que son órdenes religiosas (Hermanas Clarisas, Hermanos Javerianos, Hermanos Josefinos, Hermanos Don Bosco y Hermanas de Clunny) y en Sierra Leona éstas tienen mucha más credibilidad que los propios políticos, lo que juega a favor para lanzar mensajes en los que se siga el protocolo que evita el contagio o en los que se avise de la importancia de acudir a los hospitales para prevenir la enfermedad.

¿Y cómo se está organizando la población local?

El pasado 31 de julio el Presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, declaró el estado de emergencia pública y el 4 de agosto jornada de reflexión y de oración, paralizando el país para meditar sobre la situación que estaba pasando. Para ello, desde todos los ámbitos, se trasladó el mensaje de que se debía evitar el contagio de la enfermedad y que se debía prevenir. No se permitía que la gente saliera a la calle, ni reuniones de grupos, se cerraron bares y discotecas, los autobuses públicos no circulaban por el país, se lanzaron mensajes para cocinar bien la comida, para evitar comer murciélagos de la fruta por considerarlos posibles transmisores de la enfermedad, para informar de la muerte de algún ser querido antes de enterrarlo, etc. Y aunque no hay muchas radios comunitarias, todo el mundo se enteró de la necesidad de esta reflexión.

En cuanto a la población civil no hay mucha movilización social, hay poco movimiento reivindicativo. Las clínicas y hospitales sí tienen su personal voluntario pero no existe un movimiento de voluntariado. Además, es algo arriesgado porque hay que trabajar con gente preparada. Hay que detectar a personas que están enfermas y es necesario que estén formadas.

¿Desde tu punto de vista cómo está siendo la voluntad política a nivel internacional para afrontar la epidemia?

La ayuda no ha llegado tarde, sino tardísimo y, como ocurre en todas partes, depende de las prioridades que se tenga. Todavía no ha habido una respuesta contundente por parte de la Comunidad Internacional y los organismos especializados en estas crisis y desde luego que la ayuda humanitaria deberíamos haberla enviado hace muchos meses.

Hay más protección en los países desarrollados que la que se está dando en los países afectados por el brote. Y no hablo de que haya suficientes medidas, porque esto se nos está escapando de las manos y ni siquiera sé si estamos preparados para acabar con una epidemia de este tipo. Pero lo que está claro es que si no invertimos inmediatamente nuestros esfuerzos y recursos en frenar esta enfermedad en África no habrá manera de controlarlo. Teniendo en cuenta que el periodo de incubación es de 2 a 21 días y si hay que establecer una cuarentena para ver si una persona puede salir de un país, es mucho tiempo y juega en contra del control de cualquier epidemia.

Tengo la sensación de que no estamos dándole la importancia que tiene esto. Estamos trasladando la pelota al tejado de nuestro vecino. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) no se mueve porque está esperando que lo haga la Unión Europea (UE), ésta está esperando a la OMS… Y es una pirámide que nadie sabe quién debe dictar las normas, por lo que nadie se está moviendo.

Estamos bastante desinformados en este sentido y es por ello que no podemos estar más tiempo parados con un avión esperando una burocracia para que salga. Esto debe apurarse. Y es raro que nadie esté hablando del ébola, ni esté habiendo campañas importantes. Cuando ha habido información es porque se han contagiado personas occidentales, si no llega a ser por ello el ébola estaría totalmente silenciado.

¿Pero qué podemos hacer desde aquí?

Aparte del aporte que cada persona pueda hacer para que lleguen las medidas de prevención y las medicinas, es presionar un poco a los gobiernos que están poco sensibles con todo lo que no nos cae a la puerta de nuestra casa. Hace unos días escuché en un medio de comunicación que alguien decía “saquemos a los nuestros de allí” pero, ¿quiénes son los nuestros? Esta frase me duele porque me parece que estamos haciendo una distinción absoluta con “los nuestros” y es cruel pensar de esa manera.

No critico el debate de las medidas de seguridad, la rapidez y la urgencia que se ha puesto a disposición de las tres personas occidentales afectadas por el ébola, aunque tengo mi juicio personal, pero eso se debería también aplicar allí, en el foco de la enfermedad desde el momento cero que se diagnosticó. Pero todavía está por verse los mismos esfuerzos y coordinación para todo ello.

Hoy es el Día Mundial de la Ayuda Humanitaria, ¿crees que ésta se está gestionando bien en el caso de los países afectados por el brote del ébola en África?

La ayuda humanitaria hay que entenderla de dos maneras, una por parte de la Administración Pública que es quien tiene la capacidad de actuar rápidamente, quien tiene los recursos económicos y quien tiene la logística necesaria para poder estar donde sea en 24 horas. Y por otro lado está la ayuda humanitaria de la sociedad civil, que es más lenta pero que es más valiosa en el sentido que entiende desde el momento uno que hay que intervenir.

La actitud de reacción, sentimiento y acompañamiento es la que no veo en la administración, que es fría, lenta y calculadora, que le cuesta trabajo disponer de un dinero que no es suyo, que le cuesta trabajo romper todo el papeleo, que se debe hacer, pero que ralentiza mucho todo el trabajo. Y paralizar toda la ayuda por eso me parece casi que terrorismo.

Quien tiene que decidir estas cosas debe estar más por la labor y bastaría con que los políticos y responsables de la administración se pasearan por estos países en estos momentos, para que vieran lo que está pasando. Que se acercaran piel a piel a lo que le ocurre a la población local porque cuanto más tardemos en enviar lo que nos demandan, más nos lamentaremos de lo que -no- estamos haciendo. Y para esto lo que se necesita simplemente es voluntad política.

Por último, ¿qué mensaje se podría lanzar al conjunto de la ciudadanía para una mayor sensibilización con este brote y con lo que está provocando?

No tenemos que sentirnos tan lejanos con lo que afecta a África ni debemos enfrentar pobres con pobres.

Como hizo el presidente sierraleonés Ernest Bai Koroma, también deberíamos tener un día de reflexión donde los medios de comunicación lanzasen mensajes para que todas las personas sintiéramos la necesidad de que formamos parte de esto, sin discursos separatistas que hacen que unos nos enfrentemos contra otros y que sólo nos preocupemos de lo que tenemos en nuestra propia casa, sin darnos cuenta de lo demás.

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