#DESPLAZADAS POR EL MUNDO: MALI, DJAGOUYA TAGALI, SALIDA FORZADA

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Dentro de la campaña #DESPLAZADASPORELMUNDO, queremos visibilizar la compleja realidad que vive la población maliense y la movilidad humana derivada de la misma. Desde Movimiento Extremeño por la Paz , en esta ocasión,  mostramos los desplazamientos a los que se ve forzada la población civil, como causa de la extensión de un conflicto armado que menoscaba costumbres tradicionales de convivencia y gestión de conflictos.

Los medios de información a menudo no ponen el foco en esta zona del continente africano, trasladando su atención al norte y a las fronteras de la “Europa Fortaleza”. Sin embargo, la región de África Subsahariana cuenta según datos de ACNUR con el mayor número de personas desplazadas tanto internas, como a países limítrofes de la región.

Siendo como ya se ha mostrado en multitud de ocasiones, sin que termine de hacerse eco en los mass-media y en el imaginario colectivo, una pequeña minoría las personas que llegan a las fronteras europeas. Estas migrantes son la punta de un iceberg que esconde miles de historias de lucha, resiliencia y esperanzas en un futuro mejor.

Malí, uno de los países más extensos del continente es atravesado por la franja del Sahel que ocupa la gran mayoría de su territorio [1]. Este territorio con escasez de recursos hídricos, que no minerales (uranio, petróleo, etc.) cuenta con un bajísimo índice de población y una importante actividad extractivista [2]. La escasa presencia gubernamental, las extensas fronteras, los anhelos independentistas de una parte de su población y los diferentes intereses extranjeros puestos en este territorio han sido y son el perfecto caldo de cultivo de un conflicto que vivió su punto más álgido con el golpe de estado del año 2012.

La inestabilidad política producida a raíz del golpe de estado y eventos internacionales [3] hicieron que el levantamiento Tuareg independentista [4] diese alas al radicalismo yihadista, para asentarse y tomar el control de una parte de la vasta región norte.

La intervención de misiones militares internacionales [5] (“Europa Militariza el Sahel” por Chema Caballero Enero 2018 )y la firma de Acuerdos de Paz con la mayoría de grupos independentistas en 2015 no han logrado restablecer la normalidad en un país que durante años fue faro cultural y artístico en África Occidental.

Desde la mitad del año 2015 la multiplicación de episodios violentos en el norte y centro de Malí pone de manifiesto como el conflicto terrorista yihadista se ha asentado y se resiste a abandonar el territorio maliense [6]. No obstante, dichas intervenciones militares lograron acabar con la ocupación de los territorios por parte de los yihadistas, que han optado por una estrategia de presencia y resistencia en las áreas antes controladas.

Actualmente la zona norte si bien es en parte controlada por el gobierno de Bamako con ayuda internacional [7], cuenta con una fuerte presencia de grupos armados radicales [8] los cuales atacan semanalmente cuarteles y convoyes de las Fuerzas Armadas Regulares tanto nacionales como extranjeras.

Las consecuencias de este conflicto para la población civil continúan agravándose año tras año a pesar de los esfuerzos gubernamentales y de las ONG’s que trabajan en el territorio. Los servicios básicos son escasos cuando no inexistentes en algunas zonas. A los problemas intrínsecos de la región saheliana como son la malnutrición severa en los meses previos a la estación de lluvias [9] se añade la inseguridad, el bandidaje y el contrabando, la falta de libertad de movimiento, el cierre de escuelas y puestos de salud, etc. Esta realidad hace que poblaciones migren hacia países vecinos y zonas del sur y centro de Malí.

 

País Dogón, una convivencia amenazada

Este complejo y asentado conflicto ha ido evolucionando a lo largo de los años afectando a otras partes del territorio maliense como es el caso de la región de Mopti. En ella se encuentra una de las zonas más conocidas del territorio por su atractivo cultural y paisajístico, el País Dogón. Los Dogones son uno de los 14 grupos étnicos mayoritarios presentes en territorio maliense, donde convivían hasta hace poco de manera armoniosa. Tradicionalmente agricultores, han compartido espacio con otras poblaciones, manteniendo todas ellas su identidad y sus rasgos culturales propios. La etnia Peul o Fulani, el pueblo nómada más grande del mundo, es también la etnia más extendida en toda la franja del Sahel, de tradición nómada-ganadera y cuyo origen se estima en la actual Yemen, en los últimos años ha sido acusada en la zona centro y norte de Malí de apoyar a los grupos yihadistas del norte[1].

La falta de implicación y presencia del Estado en el territorio, junto a esta estigmatización y las  disputas tradicionales ligadas al uso de la tierra, han provocado un conflicto étnico entre las dos comunidades [10]. Dando lugar a importantes movimientos de población. Desde el 1 de abril al 31 de mayo de 2018 casi 9000 personas se han visto a abandonar sus hogares según datos de ACNUR.

Tanto gobierno, como grupos terroristas se apoyan en este conflicto étnico, cuando no alientan. También hay quienes hablan de intereses extranjeros, que buscan desviar la atención de la zona norte alentando este conflicto sin base ninguna a nivel histórico ni social. Sea como fuere los asaltos a pueblos y el asesinato de sus habitantes han provocado la reciente formación de Grupos de Autodefensa que ante la pasividad del gobierno cuando no abandono, como lamenta la comunidad Peul, han decidido armarse. Los cazadores Dozo, en su mayoría Dogones, cuentan con una milicia, “Dana Ambassagou”; los Peul por su parte han formado la “Alianza para la Salvación del Sahel” (ASS).

En este año 2018, a fecha de julio, cerca de 300 personas había muerto en conflictos intercomunitarios en Malí, siendo el 77% en la región de Mopti.[11]

Esta dramática situación menoscaba el tejido social y las antiguas costumbres y tradiciones de estas sociedades africanas que por medio de acuerdos tácitos de respeto, perdón y dialogo resolvían conflictos y disputas propias de la convivencia intercomunitaria.

El siguiente video es un acercamiento a esta preocupante realidad que pone en peligro estructuras tradicionales de convivencia y clama una implicación política, social y humanitaria.

 

[1] Malí ocupa uno de los últimos puestos del Índice de Desarrollo Humano de PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) 175 de 183.
[2] Francia, tiene 58 centrales nucleares e importa el 100% del uranio que consume, proviniendo una importante cantidad de la franja saheliana.
[3] Crisis de Costa de Marfil y Liberia, caída y desintegración del régimen Libio de Muamar el Gadafi y presencia de grupos armados salafistas en la zona.
[4] La comunidad Tuareg nunca ha reconocido las fronteras creadas de origen colonialista, protagonizando diferentes revueltas en la zona en los años 1916, 1962-64 y 1990; durante los cuales a menudo los gobiernos de Argelia y Libia mediaban.
[5] “Europa Militariza el Sahel” por Chema Caballero 28/01/2018. https://elpais.com/elpais/2018/01/20/africa_no_es_un_pais/1516449803_967878.html
[6] “Nace el grupo yihadista más grande del Sahel” por José Naranjo 02/03/2017 https://elpais.com/internacional/2017/03/02/actualidad/1488474628_926442.html
[7] Operación BARKHANE con escasa aceptación entre la población, Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSMA), Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí (EUTM-Malí) y la Fuerza Conjunta del G5 Sahel (FC-G5S).
[8] Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin (JNIM) que reagrupa a Ansar Dine, Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y al Frente de Liberación de Macina y el DAESH.
[9] A finales de 2017, 4.1 millones de personas estaban en riesgo de inseguridad alimentaria. En 2018, esa cifra se incrementó a 4.3 millones. Cerca de un millón de personas necesitaron este año asistencia alimentaria de emergencia, un aumento del 55% para el mismo período en 2017. Datos proporcionados por ACNUR.
[10] El anteriormente citado “Frente de Liberación de Macina”, movimiento terrorista nacido recientemente en el centro de Malí es liderado por el predicador Peul, Amadou Koufa, el cual hace guiños a los Peuls del centro. Hecho que ha contribuido a la presente estigmatización.
[11] La violencia étnica campa por el centro de Malí” por José Naranjo 27/07/2018 https://elpais.com/internacional/2018/07/23/actualidad/1532363491_453206.html

Esta píldora ha sido realizada, gracias a la colaboración de Movimiento Extremeño por la Paz.
*La campaña #DESPLAZADASPORELMUNDO ha sido realizada por el Grupo de Movilidad Humana de CONGDEX y financiado por AEXCID. Imagen cedida por Junglajara

 

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